Enfermedad de Alzheimer: El cerebro es mucho más que memoria

La Enfermedad de Alzheimer, descubro en mi día a día, tiene mala prensa, la gente suele expresar que prefiere otras enfermedades generales, o que prefiere otras demencias, otras enfermedades que suponen deterioro cognitivo, emocional o motor.

En esta ocasión voy a dar una opinión subjetiva: Como todas las enfermedades, la Enfermedad de Alzheimer muestra una gran variabilidad, y hay «formas más dulces», como decía una de mis profesoras «hay tantas enfermedades de Alzheimer como pacientes», yo ya conozco cientos de casos, y por eso sé que existen muchos mitos

El primero es el que identifica memoria con inteligencia; la inteligencia es muchísimo más que la memoria, afortunadamente; las personas que más ponen de manifiesto creer en este mito son las personas que han comenzado a tener deterioro cognitivo: «mi cerebro está vacío» – me dicen; «mi inteligencia no funciona», «mi cabeza ya no sirve para nada», y esas personas pueden estar mostrando cultura, capacidad de razonamiento, dominio del lenguaje, inteligencia emocional, y un amplio almacén de memoria para todo lo aprendido a lo largo de su vida, lo único que ha cambiado – que no es poco- es que tienen limitada capacidad de almacenar información nueva, tardan mucho en aprender; pero sí, su cabeza sigue funcionando, y muy bien por lo demás. Yo admiro a muchas personas que tienen Alzheimer porque mantienen su calidad humana.

Otro mito, este preocupa tanto al enfermo como a su familia es que dejen de reconocerles, generalmente esto sucede cuando la enfermedad está muy avanzada, otras veces sucede en los casos en que no ven a las personas con frecuencia cuando dejan de reconocerlas (por ejemplo cuando viven lejos), puede suceder a menudo que olviden los nombres de las personas a las que ven poco, pero incluso cuando el deterioro ha avanzado suelen mostrar reconocimiento de aquellos a quienes quieren y ven con frecuencia (cierto es que a veces confunden la relación de parentesco: hermanos con hijos, madres o padres con cónyuges, etc.). Por supuesto, hay excepciones, tanto en un sentido como en otro: personas que muestran afectación en el reconocimiento de personas desde el principio de la enfermedad o personas que en estados muy avanzados siguen reconociendo a sus seres queridos.

Otro mito importante tiene que ver con la agresividad, la agresividad es uno de los trastornos de conducta que puede acompañar a esta enfermedad, pero me atrevo a decir que se da en proporciones ínfimas, una gran parte de las personas con Enfermedad de Alzheimer no mostrarán nunca una conducta agresiva. Además en algunos casos la conducta violenta solamente se produce ante un mal manejo de la comunicación con el enfermo, por ejemplo es frecuente que se produzca con cuidadores que tratan de desvestir a la persona sin haberla preparado previamente; la mayor parte de las personas reaccionaríamos con agresividad si un desconocido intenta bajarnos los pantalones…

Como conclusión: hay personas con Alzheimer que llegan felices al final de sus días, sin manifestar conductas problemáticas, sin olvidar lo esencial y sin dejar de tener un cerebro rico que les permite seguir haciendo muchas cosas interesantes, y no deja de ser doloroso, por supuesto, pues la persona pierde muchas de sus capacidades y acabará perdiendo su autonomía, en otros casos – que no voy a olvidar- la enfermedad puede conllevar un gran sufrimiento, pero diría que como en cualquier otra (no es lo mismo un cáncer que otro, por ejemplo).

 Graciela Otero Fernández

Nº de colegiada: M-27621